Hace un par de años hablábamos de España como la reina del bocadillo en el mundo. En esta ocasión vamos a profundizar en la elaboración de este sencillo manjar cargado de nutrientes y energía. A lo largo de este artículo descubrirás la forma perfecta de preparar el bocadillo perfecto. Porque hacer un bocadillo es fácil, pero hacerlo como un experto requiere ciertos conocimientos.
No te preocupes, aquí lo aprenderás todo para triunfar cada vez que prepares uno. Sin más preámbulos, vamos con nuestro Decálogo del Buen Gourmet: el único decálogo con once apartados.
1.- Elige el pan ideal para cada preparado
Dependiendo de los ingredientes que se encontrarán entre las tapas, convendrá utilizar un tipo de pan u otro. Unos tienen más miga; otros una corteza más crujiente; otros responden bien al tostado, etc.
2.- Tuesta el pan siempre que puedas
Esto aportará más firmeza a su estructura y no se romperá por todos lados.
3.- El bocadillo perfecto tiene una arquitectura concreta
Esta parte es clave entre las claves. Si los ingredientes son buenos y estos se complementan bien: sabrá bien. Y en eso el orden tiene algo que ver; si los ingredientes no están puestos en el orden idóneo, el bocadillo se desmorona, se rompe, se le cae el interior… Lo que es un fastidio.
El orden correcto para que todo se mantenga como debe desde el primer hasta el último bocado es:
- Base del pan (ligeramente tostado).
- Queso encima; si el pan está caliente, se fundirá en su justa medida.
- Carne (embutido o carne fina).
- Tomate, lechuga, o cualquier vegetal (no lo pongas directamente en el pan, sobre todo el tomate, porque lo empapará).
- Tapa de pan, ligeramente tostada con algo de salsa.
4.- Valora el contraste
Hará que los sabores destaquen en cada bocado. Si no, el bocadillo entero sabrá igual, convirtiendo la experiencia en algo anodino. La combinación de jamón de York con queso (el clásico mixto) es acertada, pero sin grandes contrastes. Innova, las posibilidades son infinitas.
5.- Menos es más
No cargues el bocadillo con mil ingredientes. Y tampoco des el mismo protagonismo a todos ellos. Elige dos ingredientes principales como mucho y luego otros dos o tres acompañamientos y una salsa. Una carga muy grande de ingredientes no hará el bocadillo perfecto; lo hará la forma en que lo configures.
6.- Facilita su consumo
Encuentra la medida perfecta de los ingredientes. Ni muy finos ni muy gruesos. Cuanto más gruesos sean, más probable será el atragantamiento; cuanto más fino, más fácilmente se desprenderán los ingredientes. En el punto medio está la virtud.
7.- ¿Dónde meto el queso?
En el punto 3 hemos dicho de poner el queso en la base. Esto es conveniente según el queso. Si hablamos de lonchas de sabores suaves, abajo. Si las lonchas son de quesos curados o sabores más fuertes; directamente arriba, para que no sea lo primero que saborees y «mate» el resto de sabores.
8.- Corta la verdura
No la coloques nada más secarla. Los trozos grandes, si están mal mordidos, pueden arrastrar el resto de ingredientes. Lo mismo pasa con la carne (por eso debes cortarla algo más fina, para poder morderla bien).
9.- Salsea, pero en su justa medida
Echa lo justo como para que le dé sabor, pero no tanto como para empacharte o empapar el pan. Recuerda que debe darle un toque de humedad y sabor concreto, no monopolizar la experiencia.
10.- No dejes que se empape, se reblandezca o se endurezca
Porque no te lo querrás comer. ¿Cómo lo evitas?
- Tuesta ligeramente.
- No coloques los ingredientes húmedos pegados al pan.
- Recuerda el punto 9.
- No tardes en comértelo.
11.- Sazona (o no)
Como todos y cada uno de los pasos de este decálogo de once apartados, todo depende de tu gusto. Pero no está de más una pizquita de sal para potenciar algunos sabores.
Con estas claves tienes un recurso del que tirar cuando quieras sorprender a tus comensales. Y no olvides pasar por nuestro recetario si necesitas inspiración.
¡Te esperamos!