La preservación de la carne durante los duros meses de invierno a través del secado al aire o el ahumado se ha utilizado como un método a lo largo de la historia.
Los famosos jamones serranos e ibéricos de nuestro país evolucionaron a partir de esa tradición, y la producción de “salchichas” fue de la mano de la de los jamones. Las patas de los cerdos se convertirían en jamones para ser curados durante varios meses, luego el lomo, el vientre y otros cortes del cerdo que se harían en salchichas, conservadas con sal y especias y curadas al aire. De esta forma en unas pocas semanas, las poblaciones conseguían alimento, y las proteínas esenciales para mantener a las familias durante la temporada de frío.
Cuando los pimientos rojos se trajeron por primera vez a España en el siglo XVI, se descubrió que el pimentón, la especia que se obtiene al secarlos y ahumarlos, no sólo condimentaba estas longanizas potenciando su sabor y su color, sino que también tenía cualidades conservadoras, por lo que se adoptó rápidamente como un ingrediente esencial del chorizo.
El cerdo fue y sigue siendo una parte importante de la dieta española durante siglos. Y es por ello que encontramos una gran variedad de chorizos, longanizas, butifarras… y un largo etcétera por toda la geografía. Donde, aunque manteniendo los procesos de elaboración tradicional, cada región, zona, o incluso pueblo de España incluye su toque especial para hacer de sus chorizos no sólo un grandísimo alimento, sino una seña de identidad del productor.
Os invitamos a que probéis todos y cada uno de los chorizos que os encontréis en vuestro camino y así podáis ampliar todo el espectro de sabores que este producto nos depara. Y por supuesto, el chorizo de La Abuela Marga, preparado con todo el cariño, esmero y tradición desde 1979.